ANTONIO SEGUÍ
Eligió ser un latinoamericano en París antes que un cordobés en Buenos Aires.
Con ironía y humor, uno de sus sellos, el maestro refleja distintos aspectos del hombre-tipo del siglo XX. Habla de la cultura de la clase media, de los trabajadores, de la masculinidad, de la sociedad. Sus símbolos son insistentes: trajes, corbatas, zapatos de vestir, cigarros y los infaltables sombreros que, en algunos grabados, se sostienen en las cabezas de sus dueños con resortes, como si fueran muñecos articulados.
En Seguí persiste la frescura infantil, nostálgicamente volcada a la época en que los hombres iban de traje incluso a presenciar un partido de fútbol. El universo que construye, sin embargo, ofrece una lectura universal: el movimiento imparable de las grandes ciudades está presente. También, la angustia de las migraciones.
Seguí nació en 1934 en la ciudad de Córdoba y durante su juventud estudió arte en Madrid y en París. De vuelta en la Argentina, realizó ilustraciones para diarios y revistas. Luego, recorrió América Latina en un road trip que terminó en México, donde se codeó con el muralista David Alfaro Siqueiros. Finalmente, en 1963, estableció su taller en las afueras de la capital francesa, donde todavía vive y es celebrado.
Fuente: Clarin.com