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MATILDE PÉREZ

“Su figura es única, anómala, muy secreta y singular. Por eso es que creo que no hubo una atención crítica hacia su trabajo antes. Era una artista solitaria, singular, de bajo perfil. Ella logró sin hacer mucho que se instalara esa atención crítica. Fue responsable de ocuparnos y detenernos a leerla, a intentar comprender su arte”.

“Ella recordaba, por ejemplo, que realizaban por encargo cuadrados negros de dos por dos centímetros y luego tenían que organizarlos sobre un plano blanco. Luego uno ve las obras de los años sesenta y setenta de los artistas señalados, y la identidad se produce en la variación del mismo motivo. Por lo tanto, en esta variación reside la identidad, y por lo tanto, el asunto no era repetir una fórmula, sino desarrollar la propia fórmula a nivel matemático y técnico. La identidad, y por lo tanto, la originalidad, se producen al interior de reglas métricas y ópticas generales. Es decir, Matilde no era traductora ni tampoco reproductora de modelos, ella desarrolló su propia métrica y estética”. Osbel Suárez, curador especializado en arte concreto y geométrico, afirma que “Todo artista ‘traduce’ sus influencias, no es opcional. Estas ‘digestiones’, si son pensadas y obedecen al estudio en profundidad de las fuentes, terminan por sugerir nuevas vías de exploración”.

Fuente: Artnexus

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